martes, 15 de octubre de 2019

CARPE DIEM


La literatura debe a Horacio algunos de los tópicos más utilizados a lo largo de la historia, cada uno de los cuales se vincula a un núcleo temático diferente. En relación con el aprovechamiento del presente, encontramos el carpe diem.



Nos lo explicaba muy bien Robin Williams en "El club de los poetas muertos"


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Nos lo canta Joan Manuel Serrat, recordándonos que tener un buen día depende, en gran medida, de nuestra actitud. (Muchas gracias, Ainhoa Rebollo, por tu aportación.)


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Vuestra compañera Cristina Romero, del grupo B1D, nos envía su propia versión de este tópico universal. Gracias, Cristina, por compartirlo con nosotros. Enhorabuena.

Sonríe, coño.
Sonríe y cómete el puto mundo.
Ve con falda larga si quieres.
Ve con falda corta si te sale del mismísimo coño.
Ve con escotazo si te gusta.
Ve con cuello alto si te gusta.
Maquíllate de rojo.
Maquíllate de negro.
Maquíllate de rosa.
Maquíllate de naranja.
Maquíllate como a ti te guste.
Y, si no te gusta el maquillaje, simplemente, no lo hagas.
Y, ¿si eres virgen, qué?
Y, ¿si no eres virgen qué?
Eso sólo te tiene que importar a ti, a nadie más.
Si tienes algunos kilos de más, ¿qué?
Si te faltan kilos, estás demasiado delgada, ¿qué?
Eso sólo te importa a ti.
Y, ¿si tienes estrías qué?
Y, ¿si tienes las tetas pequeñas qué?
Y, ¿si tienes unas tetas grandes qué?
Eso sólo te importa a ti.
Solo a ti y a nadie más.
No dejes que nadie te juzgue por como eres ni por tu físico.
Simplemente sonríe y sigue con tu vida y júntate con la gente que en realidad te quiera por cómo eres, no por lo que tienes o por tu físico.
Si quieres cambiar, hazlo por ti.
Por nadie más.

(CRISTINA ROMERO BURITICÁ)


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Carla Flores nos aporta este ejemplo de Leiva: "Como si fueras a morir mañana". Mil gracias, Carla.



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Juan Muñoz nos envía este soneto en el que el poeta barroco Agustín de Salazar y Torres celebra la brevedad de la vida de la rosa. Buen trabajo, Juan.


Este ejemplo feliz de la hermosura
que en purpúreos ardores resplandece,
si a dar admiraciones amanece,
a no dar escarmientos se apresura.

No miden los espacios su ventura,
pues cuando breve exhalación florece,
de aplausos de la vista se enriquece
y de injurias del tiempo se asegura.

¿Para qué más edad? Si no mejora
la pompa que en fragante incendio brilla,
y a cada instante contrapone un daño.

Sobrada eternidad es una hora
para ser en la muerte maravilla
y no ser en la vida desengaño.


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Celia de Pedro (B1E) nos regala esta joya de su propia cosecha. Enhorabuena, Celia.



CARTA A LA MUERTE 


Estimada muerte: 

No nos habíamos hablado antes, así que me presento. Soy Celia y te voy a hablar de una cosa que quizás tú no conozcas, pero fuiste tú quien me la enseñó. “Carpe Diem”. Vive el momento. 

Fue difícil escoger un saludo para esta carta. Sin ofender, no tenía fuerzas para escribir “Querida muerte”. Querer y amar son palabras muy fuertes. Preferí dejarlo en un “Estimada”, ya que entre sus sinónimos se encuentran las palabras apreciada y conocida. Para mí, te describen a la perfección. Algo que todos conocemos y deberíamos apreciar. Aún así, para unos eres deseada y para otros odiada. Deberían saber que no estás ahí para ser criticada o alabada, sino para darnos una lección de vida. La de ser feliz.

No sabes en realidad cuánto me alegro de que mi trabajo para este fin de semana sea hablar de “Carpe Diem”. Para mí, esto significa directamente hablar contigo. Y creo que lo necesitaba. He comprendido que ya no tengo por qué temerte. Ahora temo el dejar de ser feliz, y perderme lo bueno de estar en este mundo. No estoy aquí para vivir una vida. Estoy aquí para escribir una historia. MI historia. La vida y la muerte son simplemente los extremos; el principio y el final. Por eso no hay que darles tanta importancia, ya que son pequeños momentos en mi historia que tengo que afrontar sí o sí . Lo que de verdad importa es lo del medio. Ahora mismo estoy en una cuerda que es sostenida por dos manos; en un extremo está la de la vida, y en el otro, la de la muerte. Si empiezo a preguntarme qué hace ahí esa mano, o qué hago yo allí en esa cuerda, entonces perderé mi equilibrio y me caeré. Ya decidirá la mano de la muerte cuándo soltar la cuerda. 

Me has ofrecido más de lo que esperaba. Me has enseñado a coger y guardar los pequeños momentos que me hacen feliz. Momentos insignificantes, pero abundantes, como la música, pintar, las tormentas por la noche, la lluvia por el día, el canto de los pájaros y muchos más. Es curioso que esas cosas que nos hacen felices, son las que se nos olvidan primero. Tendríamos que tenerlas en cuenta y llenarnos de ellas hasta hartarnos y así prepararnos para los momentos no tan buenos. Que vendrán. Absorberán toda nuestra felicidad hasta dejarnos vacíos. 

Tú y la vida sólo estáis ahí para recordarnos que en un abrir y cerrar de ojos todo se va a acabar. Por eso tengo que disfrutar de mi historia y cuanto más mejor. 

Me gustaría dedicarte un pequeño poema sobre Carpe Diem que he escrito…


Carpa que nace arriba en la montaña,
que nada, ríe y nunca la paran.
Que nada hacia abajo y a contracorriente, 
Carpa con corazón que sabe lo que siente.
Mientras baja, disfruta del paisaje en la montaña, 
que es de color azul, negro y ámbar.
Que tan pronto el río se acaba, 
Carpa que feliz bajó hasta el mar de agua, 
que por ser tan salada la mata.
Carpa vive, 
Carpa libre,
Carpa y dicha,
Carpe Diem.


Antes de despedirme, quiero agradecer que despertaras en mí la pasión de vivir cada momento; los buenos por ser buenos, y los malos por recordarme que ya llegarán los buenos. Gracias por recordarme que no sé si tengo mucho tiempo, o poco. Por eso la frase “ya lo haré otro día” debería desaparecer de mi vida. 

Atentamente, 


Celia de Pedro Martínez.


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Una canción que usa repetidamente el tópico literario carpe diem es "Vivir mi vida" de Mark Anthony.

Esta canción habla de la vida de una manera muy positiva, donde no solo explica que hay que vivir la vida sin preocupaciones, sino que también habla de que si hay problemas, hay que afrontarlos con positividad y que después de algo malo siempre llega algo bueno.

Además dice que la vida es corta y hay que vivir el momento porque el futuro es incierto.

(Muchas gracias, Andrea Sánchez Espinosa, por la canción y por el comentario.)





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Esta canción de Nil Moliner es la aportación de Lydia Reyes. Muchas gracias, Lydia.


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Este poema atribuido al gran autor argentino Jorge Luis Borges es el elegido por Grecia Alarcón para participar en esta actividad. Gracias, Grecia. Buena elección.


INSTANTES


Si pudiera vivir nuevamente mi vida,

en la próxima trataría de cometer más errores.

No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.

Sería más tonto de lo que he sido,

de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.

Sería menos higiénico.

Correría más riesgos,

haría más viajes,

contemplaría más atardeceres,

subiría más montañas, nadaría más ríos.

Iría a más lugares adonde nunca he ido,

comería más helados y menos habas,

tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata

y prolíficamente cada minuto de su vida;

claro que tuve momentos de alegría

Pero si pudiera volver atrás trataría

de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,

sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca

iban a ninguna parte sin un termómetro,

una bolsa de agua caliente,

un paraguas y un paracaídas;

si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir

comenzaría a andar descalzo a principios

de la primavera

y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.

Daría más vueltas en calesita,

contemplaría más amaneceres,

y jugaría con más niños,

si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años...

y sé que me estoy muriendo.


Jorge Luis Borges

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Lucía Chamorro encontró esto en twitter. Se parece mucho al poema de Patricia Benito que leímos en clase. Gracias, Lucía.




martes, 8 de octubre de 2019

UN POEMA DE CATULO



Vivamos, Lesbia mía, y amémonos.
Que los rumores de los viejos severos
no nos importen.
El sol puede salir y ponerse:
nosotros, cuando acabe nuestra breve luz,
dormiremos una noche eterna.
Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta, no la sabremos nosotros
ni el envidioso, y así no podrá maldecirnos
al saber el total de nuestros besos.


lunes, 7 de octubre de 2019

EL VIAJE DE ENEAS


Pinchando en cada uno de los puntos señalados encontraréis una explicación detallada, una imagen u otro tipo de información.

Para ver correctamente todos los elementos desplegables, habrá ocasiones en que tendrás que deslizar hacia abajo el mapa con el puntero del ratón; después vuelves a colocar el mapa como quieras para seguir "viajando" con Eneas.




domingo, 6 de octubre de 2019

ENEAS, FUNDADOR DE ROMA



Aliado del rey de Troya, Eneas participó en la defensa de la ciudad contra los griegos y se batió incluso con Aquiles. Vencidos los troyanos, emprendió un largo periplo por el Mediterráneo que lo llevó hasta Italia.

En la historia de la guerra de Troya tal como la narra Homero, Eneas aparece como un personaje secundario, eclipsado por héroes más luminosos como el griego Aquiles o el troyano Héctor. Tiempo después, sin embargo, el poeta latino Virgilio lo convertiría en protagonista de una dramática epopeya con la que quedaron unidos dos grandes momentos de la Antigüedad: la caída de Troya y la fundación de Roma.

Aunque los autores latinos lo consideran troyano, Eneas procedía de otra ciudad de Asia Menor, Dardania, fundada por Dárdano, hijo del dios Zeus. Según la leyenda, Anquises, un descendiente de Dárdano, estaba en una ocasión apacentando el ganado en el monte Ida cuando la diosa Afrodita lo vio y se enamoró de él. Eneas, el fruto de sus amores, se casó más tarde con Creúsa, la hija del rey Príamo, y ésa fue la razón de que, cuando los griegos pusieron sitio a Troya, Eneas acudiera a defender la ciudad al frente de los dardanios.

Eneas tuvo una participación activa y constante en los diferentes combates que se mantuvieron en la costa de Troya. La Ilíada cuenta cómo Eneas resultó herido por una inmensa piedra que le lanzó el griego Diomedes. Afrodita acudió en ayuda de su hijo, pero, poco avezada en las lides guerreras, también resultó herida. Sólo gracias a Apolo, que logró por tres veces detener al gigantesco Diomedes, Eneas pudo salvar su vida. 

El duelo más destacado que libró Eneas en Troya fue contra el mismísimo Aquiles. Según cuenta Homero, cuando el héroe griego decidió regresar al combate para saciar su sed de venganza contra el príncipe troyano Héctor, Apolo lanzó a Eneas contra él. No era la primera vez que ambos se encontraban cara a cara, pues tiempo atrás el terrible caudillo griego había llegado hasta el monte Ida, donde Eneas pastoreaba a sus rebaños, con el fin de robarle.

Así, cuando Aquiles vio a Eneas de nuevo ante él, le preguntó amenazante si su afán de lucha venía motivado por el deseo de ocupar el trono de Príamo y le recordó que ya lo había puesto en fuga anteriormente. Pero Eneas no se arredró y le recordó que ambos eran hijos de diosas. Se entabló el combate, y de seguro Eneas habría perecido a manos de Aquiles si Poseidón no hubiese intervenido envolviéndolo en una nube y llevándoselo en volandas a un lugar seguro. Entonces el dios del mar profetizó que los troyanos sobrevivirían a través de la estirpe de Dárdano; la orgullosa Troya sería destruida, pero Eneas se salvaría para fundar un nuevo pueblo.

Cuando los griegos entraron en Troya y saquearon la ciudad, Eneas se retiró al monte Ida cargando sobre sus hombros a su padre Anquises y llevando de la mano a su hijo Ascanio. En cambio, su esposa Creúsa, que se había quedado rezagada mientras huía de las llamas, murió en el intento. Eneas permaneció un tiempo reinando en el Ida, hasta que dos hijos de Príamo que habían permanecido a salvo durante el sitio se adueñaron de la zona. Entonces Eneas emprendió el largo viaje por el Mediterráneo que Virgilio relató en su Eneida del mismo modo que Homero había relatado el viaje de Ulises en la Odisea; sólo que, en el caso de Eneas, la travesía no fue tanto un regreso como un viaje hacia lo desconocido, hacia la realización de una profecía que cambiaría el curso de la historia.

Los supervivientes se dirigieron a Tracia, al norte del mar Egeo. Al llegar allí, mientras cortaban leña para hacer un sacrificio, Eneas vio cómo de las ramas manaba sangre y al momento una voz le narró la terrible historia de Polidoro, un hijo pequeño de Príamo al que éste había enviado a Tracia al comienzo de la guerra, pero que había sido asesinado por su tutor, Polimestor, para quedarse con su oro. La voz animó al héroe a dejar aquel lugar maldito y seguir su camino cuanto antes.

A continuación Eneas marchó hasta la pequeña isla de Delos, donde un oráculo le anunció que debía dirigirse a la tierra de sus antepasados, pero sin especificarle cuál era ésta. Eneas recordó entonces que Dárdano, el fundador de su ciudad natal, procedía de Creta, por lo que decidió dirigirse hacia allí. En la isla, una terrible peste lo obligó una vez más a partir, pero antes tuvo una visión en la que sus dioses familiares le dijeron que la tierra originaria de Dárdano se hallaba en Italia. El héroe, por tanto, puso rumbo hacia occidente.

Durante el trayecto, una tempestad lo arrojó a las Estrofíades, las islas de las monstruosas Harpías, al oeste de Grecia. Los viajeros se enfrentaron con estos seres, que tenían el aspecto de bellas mujeres aladas, y hasta lograron ponerlas en fuga. No obstante, la harpía Celeno les vaticinó que serían presa del hambre antes de que pudieran levantar los muros de su nueva ciudad. Luego siguieron bordeando la costa griega hasta llegar a Butrinto, en la actual Albania, donde vivía Héleno, otro hijo de Príamo que se había salvado de la destrucción de Troya. Héleno reveló a Eneas que debería asentarse donde encontrara una cerda blanca con treinta lechones, si bien antes debía visitar a la Sibila de Cumas, una sacerdotisa de Apolo que formulaba sus oráculos oculta en una gruta cerca de Nápoles. Todas las señales indicaban, pues, que Italia era la meta del viaje.

De nuevo en el mar, Eneas decidió evitar el paso por el estrecho de Mesina, situado entre las monstruosas Escila y Caribdis, y prefirió bordear Sicilia por el sur. En la isla falleció su padre Anquises. Al intentar proseguir la travesía, una tempestad lo desvió y lo arrojó a las costas de Cartago. Allí, Afrodita se apareció a su hijo para comunicarle que no sintiera miedo, pues los cartagineses, en especial su reina Dido, les recibirían hospitalariamente. Y, en efecto, por intervención de Afrodita, Dido se enamoró de Eneas y quiso que ambos unieran sus pueblos y linajes. Pero Zeus se opuso y envió a Hermes (Mercurio) para advertir a Eneas de que debía continuar su viaje y cumplir con su destino. El héroe obedeció, para desesperación de Dido, que se suicidó.

De regreso a Sicilia, se celebraron unos grandes juegos funerarios en memoria de Anquises. Las mujeres troyanas, cansadas de tantos pesares, decidieron prender fuego a las naves y poner, así, fin al periplo. Pero Eneas obtuvo de Júpiter que enviara una tempestad para extinguir el fuego. Además, la sombra de Anquises se apareció ante Eneas para comunicarle que debía llegar hasta Cumas y descender a los infiernos. De nuevo, Eneas cumplió fielmente la consigna, y en Cumas logró que la Sibila le abriera las puertas del Hades. Allí se encontró con la sombra de Dido, por lo que supo de las terribles consecuencias de su partida de Cartago, pero también vio a su padre, quien en los Campos Elíseos le reveló el glorioso destino del pueblo que debía fundar en Italia.

Espoleado por sus palabras, Eneas se afanó en llegar hasta la desembocadura del Tíber y, tras remontar el río, puso finalmente los pies en una ciudad llamada Palanteo. Aún corrió más peripecias, hasta su muerte gloriosa y su consagración como héroe, pero aquél había sido el término de su viaje, pues Palanteo se alzaba en lo alto de la colina Palatina, el lugar en el que un descendiente de Eneas, Rómulo, fundaría la ciudad de Roma.



miércoles, 2 de octubre de 2019

ANTÍGONA DEL SIGLO XXI


Entre todos los clásicos de la literatura universal, sin duda son los griegos los clásicos por excelencia. “Grecia es la cuna de la civilización occidental”, nos dicen, “los griegos somos nosotros”. Para unos, lo más genuino del espíritu griego se encuentra en la épica homérica; otros, en cambio, identifican la esencia del helenismo con la tragedia ática. Y entre todos los trágicos el más destacado es Sófocles, aquel que en el siglo V a.C. aportó las innovaciones técnicas que habían de marcar el inicio del teatro moderno. Su Antígona ha sido considerada por muchos como la más perfecta obra de arte producida por el ser humano.

Algo debe de tener esta historia escrita cuatrocientos años antes de Cristo para haberse prestado a tantas interpretaciones y enfoques a lo largo de los siglos y haber llegado hasta nosotros conservando toda su fuerza. La recrearon autores tan dispares como Bertolt Brecht, Jean Anouilh, Marguerite Yourcenar, Jean Cocteau, María Zambrano, José María Pemán o Luis Riaza. Y sus planteamientos siguen plenamente vigentes porque son intemporales.

Antígona, la rebelde hija de Edipo, me parece un personaje sumamente atractivo para vosotros, los jóvenes del siglo XXI. Una mujer que se enfrenta al poder absoluto. Una revolucionaria feminista. Una inconformista. Una disidente. Una insumisa. ¿Una indignada? En todo caso, una víctima de su destino: atrapada entre dos obligaciones (honrar al hermano muerto y obedecer la ley de Creonte), sólo puede cumplir una incumpliendo la otra. El debate que plantea la Antígona de Sófocles es, pues, un debate que se presta a una lectura plenamente actual: en ocasiones, hay que elegir entre la ley y la justicia; porque, en ocasiones, la ley y la justicia no son la misma cosa.

Aquí encontramos las principales fuentes de conflicto que pueden afectar a un ser humano, pues el enfrentamiento entre Antígona y Creonte plantea a la vez otros enfrentamientos: entre la sociedad y el individuo, entre hombres y mujeres, entre la madurez y la juventud, entre la tiranía y la democracia, entre los seres humanos y los dioses, entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Aquí están también presentes algunos de los grandes temas que han marcado la historia de la humanidad: el destino, el poder, la justicia, el amor, la familia, la religión, la ética, la guerra, la solidaridad.

Después de leer y comentar en clase la Antígona de Sófocles, os invito a disfrutar de esta nueva versión actualizada: Antígona del siglo XXI.